Información responsable
Laura Domingo. Sí, escritora. Aunque si has llegado hasta aquí, algo intuías. Un poco, al menos.
Soy la persona responsable de todo esto: de la web, de cada palabra publicada y, por supuesto, también de tu próxima novela favorita: Señorita.
Si quieres escribirme, puedes hacerlo a contacto@lauradomingodl.es. Aunque si lo haces, te arriesgas a que te responda. Y lo haré. Sin vistos eternos ni silencios incómodos a mensajes que envías a tu ex después de la tercera copa, o del cuarto chupito de tequila. Ya lo decía Ted Mosby: “Nada bueno pasa después de las 2 a. m.” Pero yo sí contesto.
¿Qué datos recopilo (y por qué)?
- Tu nombre (o el alias que prefieras).
- Tu correo electrónico (más económico que una paloma mensajera).
- Tu mensaje (todo aquello que quieras decirme).
Eso es todo. No espiaré tu IP ni venderé tu alma al algoritmo de Google. Sólo uso esos datos para contestarte con respeto y, siempre, con una pizca de sarcasmo. Mala leche la justa. Palabra de escritora.
¿Qué no haré con tus datos?
- No los venderé (ni aunque me ofrezcan croquetas, porque no sabría hacerlo).
- No los compartiré con tu ex (salvo petición expresa y justificada).
- No te mandaré SPAM (algún meme de gatitos, quizás).
No soy una gran corporación ni una agencia de espionaje. Solo soy una persona. Aquí no se trafica con datos. Ni tuyos, ni míos.
Base legal para tratar tus datos
Seamos honestos: si me escribes, lo haces porque quieres. Si me escribes, te arriesgas a que te conteste. Y, créeme, lo haré.
Yo sólo leo lo que me llega con tu expreso permiso. Nada de sustos legales. Aquí todo va de frente.
¿Dónde están tus datos?
En un lugar seguro. En la nube. Pero de las buenas. No las que se desatan en tormenta. Con contraseña fuerte y respaldo emocional.
¿Quién tiene acceso a tus datos?
Exclusivamente, yo. Y mis múltiples personalidades literarias. ¡Silencio, chicas!
Nadie más podrá acceder a ellos. Ni siquiera Alejandro De la Vera. Tampoco puedes pedirme que le dé tu número de teléfono. Y si lo haces, que no se entere Mery.
¿Cuánto tiempo los guardo?
Hasta el fin de los tiempos. O hasta que tú me digas lo contrario. Si me pides que borre todo, lo haré y sin rechistar. Sin dramas. Sin canciones tristes de fondo.
Aunque si lo haces, quizás algún meme de gatito quede en el olvido para siempre.
¿Y si soy menor de edad?
En ese caso, esta página no es para ti.
Aquí hablamos de amores intensos, de heridas que no terminan de cicatrizar y de besos apasionados. Cosas de mayores, vaya.
Así que si no has cumplido los 18 años, vuelve cuando puedas leer todo esto y tomarte una copa de vino sin que te pidan el DNI.
Tus derechos
- Saber qué datos tengo (spoiler: los que tú me diste).
- Pedirme que los borre.
- Modificar lo que quieras.
- Mandarme a la mierda (con estilo, por favor).
Solo tienes que escribirme. No prometo no emocionarte, pero sí responderte.
Cookies
¿Uso cookies? Sí, pero no las que engordan.
Uso cookies técnicas y de análisis para poder mejorar la experiencia en la web para ti.
No te espío. No invado tu privacidad. Solo las utilizo para saber si realmente te escribo a ti o a la materia oscura del universo.
Cambios en esta política
Las historias evolucionan como las manzanas que maduran y caen del árbol. Yo no, pero eso es otra historia. Lo que sí que cambian son las políticas.
Si en algún momento actualizo la presente Política de Privacidad, te avisaré. Todo lo que haga será con transparencia y sin letra pequeña. Siempre con un toque de ironía, porque cambiar no tiene por qué ser aburrido.
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